12 marzo 2024

REFLEXIONES PARA UN HUMANISMO HUMANITARIO

El problema, a nivel mundial y ante tanta mentira, cinismo e hipocresía de algunos gobernantes, tiene que ver con fundamentos éticos; pero no de una ética cualquiera.

Al respecto es muy recomendable la lectura del artículo Ética de la liberación que publicara Enrique Dussel en el Diccionario de pensamiento contemporáneo (puede leerse y descargarse en: https://docer.com.ar/doc/10sn81.

Así comienza su artículo Dussel:
"La Ética de la Liberación tiene como peculiaridad asumir los grandes temas tratados por las éticas
filosóficas desde la perspectiva de las víctimas de la historia, considerando el proceso de
globalización a finales del siglo XX. Nacida en la década de los 60 en América Latina, intenta
integrar en el presente los diversos procesos de dominación, situándolos dentro de una perspectiva mundial. Para ello debe: 1) reconstruir los fundamentos filosóficos de la ética; 2) definir claramente su especificidad crítica; 3) argumentar en referencia a sus oponentes estructurales; y 4) precisar las orientaciones básicas en los variados frentes de liberación."
En lo que sigue, refiriéndose a la reconstrucción de los fundamentos de la ética (como se lee su consideración va en profundidad), señala:
" Los llamados fundamentos de la /ética deben situarse al menos en tres niveles. a) En primer lugar,
el momento material de la ética. Los defensores más relevantes de una ética material son, entre
otros, la filosofía griega eudemonista, el pensamiento medieval con el concepto de beatitudo, que
se continuó con variantes en el racionalismo moderno, y, más recientemente, los utilitaristas, las éticas de los valores, y actualmente los comunitaristas. La ética anterior a la /Modernidad se fundamentaba exclusivamente en los contenidos teleológicos y eudemonistas —desde una comprensión del contenido de la /felicidad propio de cada cultura, sea la griega, cristiana o musulmana—. La objeción de las morales formales contra estas éticas consiste en indicar que todo contenido material es siempre definido de manera particular, por tratarse de impulsos egoístas,
regidos por motivaciones corporales particulares, y los /valores (con pretensión de universalidad) no pueden sobrepasar el horizonte de una cultura. La /Ética de la Liberación, sin embargo, necesita una ética material, porque como su punto de partida crítico son las víctimas, que sufren en su corporalidad el dolor y la infelicidad, necesitan partir del contenido de la ética. Para ello propone un principio material universal: la obligación ética de reproducir y desarrollar la vida del /sujeto humano, dentro de una comunidad de vida presupuesta, con pretensión de abarcar a toda la humanidad. Su criterio de /verdad es la vida y la muerte. Este principio mide la eticidad de toda norma, acción, institución o sistema de eticidad posible, y es internamente en cada cultura un
principio universal que puede juzgar a la misma cultura, y permitir, además, un diálogo intercultural de contenidos. b) En segundo lugar, el momento formal de la moral. Los que propugnan una moral procedimental, tales como I. Kant, desde el liberalismo de J. Rawls, a partir del pragmatismo de Peirce, K. O. Apel, J. Habermas o A. Cortina, y muchos otros, escépticos de las éticas materiales, propugnan la universalidad de una razón discursiva como obligación moral en argumentar hasta alcanzar validez intersubjetiva por el acuerdo de todos los participantes
afectados acerca de lo que debe obrarse (la norma de la acción). Su criterio de validez es la intersubjetividad simétrica. La Ética de la Liberación subsume este principio formal de consensualidad, pero lo adopta como el procedimiento moral para aplicar los contenidos del momento ya indicado de la ética material. La norma, acción, institución o sistema que permite reproducir y/o desarrollar la /vida de los sujetos debe acordarse con validez intersubjetiva por simétrica participación de todos los afectados. c) En tercer lugar, el momento de factibilidad de la ética. Ante la no-factibilidad de los fines imposibles del /anarquismo, deben tomarse muy en cuenta las circunstancias naturales, científicas e históricas de todo tipo en la efectuación de una acción futura. Lo acordado válidamente acerca del contenido que permite la vida, debe ahora ser factible —con factibilidad técnica, económica, política, como lo propone F. Hinkelammert—. La factibilidad medio-fin de la razón instrumental-estratégica debe supeditarse, en la determinación de las mediaciones, a los principios material ético (mediaciones de la vida del sujeto humano) y formal moral (consenso de los afectados en simetría). Su criterio de factibilidad es la eficiencia, pero desde exigencias éticas. Sólo en este caso la realización de la norma, acción, institución o sistema lo constituyen como bueno: como factible mediación de la vida acordada libremente por sus afectados. Con ello habríamos reconstruido los fundamentos de una Ética de la Liberación."
Los invito a seguir con su lectura.

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Enrique Dussel: Filosofía de la liberación
(Para descargar):

Otra historia es posible


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¿De dónde venimos?...


Surgimiento del género humano La familia de los primates que incluye a los seres humanos es la de los homínidos. Simplificando, esta familia se compone de dos géneros: Australopithecus y Homo (Homo erectus y Homo sapiens). No obstante, los seres humanos (Homo sapiens) son la única especie de homínidos supervivientes. [...]

Los fósiles y las pruebas genéticas de la evolución humana son en la actualidad tema de extenso debate entre expertos (véanse Cann, 2001; Wong, 2003). Sin embargo, la mayoría opina que los australopitecos evolucionaron hace unos seis millones de años en África a partir de una línea de simios (australo significa «del sur» y pithecus, «simio»). Se cree que varias especies de Australopithecus vagaron por las llanuras de África durante unos cinco millones de años antes de llegar a extinguirse (véase Tattersall y Matternes, 2000). Los australopitecos medían sólo 1,3 metros y tenían encéfalos pequeños; pero el análisis de los huesos de su pelvis y de sus piernas indica que su postura era erguida como la nuestra. Cualquier duda sobre su postura erguida se disipó ante el descubrimiento de las huellas fosilizadas que se muestran en la Figura 2.9 en la página 32 (Agnews y Demas, 1998).

Se cree que la primera especie Homo evolucionó a partir de una especie de Australopithecus hace unos dos millones de años (Wood y Collard, 1999). La característica más distintiva de la originaria especie Homo era su gran cavidad cerebral (de aproximadamente 850 cm3), mayor que la del Australopihtecus (unos 500 cm3) pero menor que la de los seres humanos modernos (unos 1.330 cm3). La originaria especie Homo utilizaba fuego y herramientas (véase Ambrose, 2001), coexistió en África con varias especies de Australopithecus durante aproximadamente medio millón de años hasta que éstos se extinguieron, y empezaron a emigrar en gran número de África hacia Europa y Asia hace 1, millones de años (véase Vekua et al., 2002).

Unos 200.000 años atrás (Pääbo, 1995), la primitiva especie Homo fue reemplazada gradualmente en el registro fósil por los seres humanos modernos (Homo sapiens). A pesar de que los tres atributos primordiales de los seres humanos —encéfalo grande, posición erguida y manos libres con pulgares oponibles— se han manifestado durante cientos de miles de años, extrañamente la mayoría de los logros humanos son recientes. La producción artística (p.ej., las pinturas rupestres y las tallas) no apareció hasta hace unos 40.000 años, la ganadería y la agricultura no se establecieron hasta hace unos 10.000 años (véase p.ej., Denham et al., 2003), y la escritura no se inventó hasta hace unos 3.500 años.


¿Qué somos?...



¿Adónde vamos?...
(Un cuadro de Gauguin contiene estas tres preguntas)

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Pensamiento crítico

Para reflexionar...


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